Los contaminantes biodegradables son aquellos elementos que se destruyen con el paso del tiempo debido a la acción de seres vivos, generalmente bacterias u otros microorganismos. Por ejemplo, el papel o el cartón.
Los contaminantes de degradación lenta son aquellos residuos que se introducen en la naturaleza y que necesitan una gran cantidad de tiempo, en ocasiones superior a varias decadas, para poder degradarse. Por ejemplo el vidrio o el plástico.
Los contaminantes no degradables son aquellos elementos que no se degradan con la acción de sistemas naturales a lo largo del tiempo. Por ejemplo el plomo o el mercurio.
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